Lisistrata nunca puede, por tanto, considerarse igual que una critica al belicismo ateniense ni encierra un alegato pacifista, incomprensible en la Atenas que se obstinaba en seguir el conflicto armado con el respaldo de su torso residente, beneficiario ultimo sobre la intervencion imperialista que tanta prosperidad economica, diplomacia asi­ como cultural habia acarreado a la urbe. La protagonista, aparte, no quiere la paz a todo valor sino un consenso aceptable para los dos bandos desplazandolo hacia el pelo dejar la conflagracion para el proverbial enemigo griego: el Imperio persa.

El autor exhibe una conducta misogina en toda la obra, y no ha transpirado a la procacidad de estas mujeres anade la figura sobre ancianas feas e indecentes en una actitud coherente con el tono comico, con los varones asistente a la reforma asi­ como las convenciones sociales y no ha transpirado culturales del segundo.

Igualmente, esa supuesta liberacii?n de accion que despliegan las hembras forma parte del caracter utopico de la situacion, acentua la comicidad de las escenas asi­ como nunca tiene que enmascarar la situacion real de estas hembras que incluso acaban asumiendo comportamientos masculinos (lo que generaba de mi?s grande hilaridad) y al realizarlo no realizan mas que reafirmar el ideal social de toda la vida.

Igual que reflejo fiel de la humanidad ateniense, Lisistrata expone crudamente la situacion de las mujeres, marginadas y recluidas en el hogar; no se les facilita hablar ni opinar y se les conmina a que se dediquen a hilar puesto que, de lo opuesto, les dolera la inteligencia por las golpes recibidos.

Esta reclusion de estas mujeres no separado Se Muestra denunciada con palabras sino oasis active en la propia accion dramatica: Lisistrata muestra su enojo por motivo de que las hembras nunca acuden a su llamamiento asi­ como Calonica le explica las motivos sobre esa marcha: si una tiene que ocuparse del marido, una diferente, sobre acostar al nino desplazandolo hacia el pelo una diferente, de banarlo; la totalidad de se encuentran retenidas por las labores del hogar que las apartan de estas tareas publicas.

No obstante Lisistrata Asimismo da la leccion a las ciudadanos atenienses con el fin de que administren la polis del exacto modo que las mujeres llevan el hogar y compara la diligencia femenina en las tareas domesticas con la transparencia desplazandolo hacia el pelo eficacia con la que debian ser llevados las asuntos ciudadanos: y mismamente como al cardar la borra se retiraban los vellones sobre penosa clase, del tiempo modo habia que obrar con quienes medraban Con El Fin De conseguir las magistraturas.

Nunca obstante, en esa comicidad misogina podemos destapar un precio femenino incontrovertible: reconocemos en las hembras el convencimiento sobre que podemos encontrar en la ocasion subordinada y, no obstante no se plantean subvertirla en estilo alguno, si comprobamos la red tejida entre ellas, su absoluta orden a cooperar, la contacto comprensiva y no ha transpirado empatica entre ellas asi­ como, en definitiva, todo aquello que hoy en dia definimos como sororidad.

Como la desesperacion de las enemigos espartanos por la falta sobre sexo iguala a la de los varones de Atenas, envian un heraldo a negociar y no ha transpirado este aparece plenamente erecto, rotundo no unico fisicamente sino Asimismo en las palabras: toda Lacedemonia esta levantada (sexualmente), todo el mundo los aliados, erectos; las chicas nunca les Posibilitan tocarles el “mirto” inclusive que se firme la tranquilidad. La vez lograda esta, en el desenlace sobre la comedia, Lisistrata exhorta a laconios y no ha transpirado atenienses an impedir un error similar en el porvenir.

Desde la observacion del siglo XX, Lisistrata ha sido recuperada en los estudios sobre genero desplazandolo hacia el pelo en las representaciones teatrales igual que signo de los valores del pacifismo, de la emancipacion femenina y no ha transpirado la liberacion sexual. Aunque no es necesario relegar, antiguamente sobre formular una interpretacion ajustada a nuestros anhelos, que Aristofanes, igual que autor sobre comedias, debia atender, si queria cosechar de su trabajo un gran triunfo, a la demanda del publico que asistia a la representacion, un publico integrado por varones que reirian ante esta circunstancia utopica. Desde despues, cubo el tono sexual sobre la comedia desplazandolo hacia el pelo la irrealidad sobre la trama, el exito estaba asegurado.